Valle tallado por la naturaleza hace cientos de millones de años -en tiempos cretácicos-, este escenario habría albergado 8.000 años atrás a grupos aborígenes nómades de la cultura Ayampitín, pero hacia el año 200 se convertiría en una comarca indígena de comechingones. Fue así, hasta 1543, el último reducto de resistencia aborigen frente a la llegada de los españoles. En Ongamira, los caprichos naturales del suelo dan lugar a salientes, grutas y aleros; y el atractivo se consuma con un mirador capaz de captar la magia de la zona, al que se puede acceder caminando.