Oratorio construido en 1877 por orden de Doña Eulogia Hirsuta, viuda de Don Luis Villagra, y donado a la Iglesia junto a un terreno de dos manzanas para la construcción de casas y refugios destinados a quienes llegaban hasta el lugar con motivo de la Novena de Nuestra Señora de la Merced. Sus paredes son de calicanto y resguardan al interior un Cristo tallado, una Virgen antigua y un tabernáculo de talla valiosísima.