Ubicada a 30 kilómetros de Villa María, la localidad de Ballesteros aparece sumergida entre verdes campos que expresan la fertilidad de las tierras que la rodean. Pequeña, y con un encanto pueblerino capaz de hechizar a sus visitantes, es un rinconcito ideal para conocer la vida cotidiana de estas comunidades con encantos campestres.
Un portal con formas triangulares, en dónde se lee el nombre de la ciudad, les da la bienvenida a los visitantes que llegan a este destino. Una ancha avenida invita a comenzar el paseo para ir descubriendo sus características: el resto de la localidad exhibe callecitas angostas, y bordeadas por frondosas arboledas, que se van lanzando entre casas de techos bajos con grandes patios.
Su pequeña y colonial Iglesia es una de las construcciones que más se destacan: con un campanario lateral que finaliza en un reloj, una pequeña cúpula que marca el centro del techo, y su puerta en forma de arco, atrae las miradas de todos los visitantes. Otro de los sitios imperdibles es la antigua Estación del Ferrocarril.
Pero esto no es todo: la región se destaca por la producción de materias primas de excelente calidad. Su impronta agropecuaria se ve reflejada cada año en una Exposición agroindustrial, que además de mostrar la maquinaria permite descubrir los sabores exquisitos de la gastronomía regional.
Quienes busquen más alternativas en estas latitudes cordobesas podrán llegar a la cercana ciudad de Villa María, al oeste, y la localidad de Bell Ville en el este.