La Capilla Vieja fue construida en el año 1727 por la Compañía de Jesús. Ubicada dentro del predio de la estancia La Calera (propiedad de los jesuitas) contribuyó a la explotación de las riquezas naturales de cal que se necesitaba para la edificación de las obras de la ciudad. Si bien no hay certeza de quién fue el constructor, se cree que la autoría corresponde a Andrés Bianchi por la fineza de los detalles.